INTO THE MAELSTROM

2011 — 2013

By definition a vortex is a swirling mass, typified by natural forces such as whirlpools, tornados and cyclones. Its essential dynamism involves a rotary motion that is derived from or includes a spiral whirling. A Maelstrom is a colossal natural phenomenon produced by irregularities in currents, flows and tides that together are capable of generating powerful whirlpools. They are permanent oscillations between creation and destruction.

The word maelstrom proceeds from the Dutch combination of malen, (to grind,) and stroom, (stream). After Edgar Allan Poe’s short story A Descent into the maelstrom (1841) the term was introduced to the English language as a large, fatal whirlpool, engulfing vessels and men, or a figurative application of the idea. The word conjures images of overwhelming, violent whirlpools and terrible vortexes. Any violent and chaotic state of being can also be understood in terms of a Maelstrom.

A vortex or whirlpool is a mobile organ. An outline trace of its many states can be found reflected wherever organic forms are found, from mollusks and the fossils of ammonites, to spiral formations of plants. We can further glimpse this model at work in the inner dynamics of the heart’s flux, the cochlea of the inner ear and even in our fingerprints. At a macroscopic level the whirlpool functions as a reflection of cosmic movements. It describes the orbit of the planets, the compositions of spiral galaxies, the areas approaching the event horizons of black holes and the gravitational collapse between rotating molecular clouds and interstellar space that leads to the formation of stars. Even beyond structure, spiral impulses can be said to be present in the social sphere, and could be thus posited as some of the intrinsic dynamics that guide human behavior.

I’m interested in emphasizing the idea of a vortex as a primary model, as a dynamic and coherent structural energy capable of generating a centripetal force that drags and concentrates matter into invisible depths. While these depths remain impenetrable, the surface perturbations, the wheeling and foaming streaked atop the sea, are ever-present records of the density and force that is drawn below.

During summer of 2011 I travelled to The Lofoten Islands and to Saltstraumen Strait in Northern Norway, then during the spring of 2013 I travelled to the inland island Shikoku in Naruto, Tokushima, Japan in search of the world’s two most powerful whirlpools. Each photograph froze a single instant of an impetuous dynamic; it retains a brief moment of its terrible, complex movement.

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Por definición, un vórtice es una masa giratoria representada por fuerzas naturales como un remolino, un torbellino o el núcleo de un ciclón. Este dinamismo esencial implica un movimiento circular que deriva o incluye un movimiento helicoidal. Un Maelstrom es un fenómeno colosal de la naturaleza constituido por irregularidades en las corrientes, múltiples flujos capaces de generar poderosos remolinos que avanzan en un movimiento constante y veloz. Se trata de oscilaciones permanentes entre creación y destrucción.

La palabra maelstrom procede etimológicamente del holandés arcaico maelstroom, que hace referencia a una corriente acuática giratoria. La palabra maelstrom se introdujo al inglés a partir del cuento A Descend into the maelstrom (1841) de Edgar Allan Poe, el término evoca un poderoso o violento remolino, un mare magnum, una vorágine. En sentido figurado, Maelstrom puede ser entendido como un estado violento o caótico de cosas.

Un vórtice o remolino es un órgano móvil; todos los estados sucesivos desde su origen hasta el enrollamiento final pueden encontrarse en la naturaleza ahí donde se reproducen formas orgánicas. Pensemos no solo en moluscos, en fósiles como el amonite o las formaciones espirales en las plantas, esta estructura está presente en la dinámica del flujo interno del corazón, en el caracol del oído humano o incluso en las huellas dactilares. A un nivel macroscópico, el remolino funciona como un reflejo de los movimientos cósmicos y de sus relaciones, se encuentra presente en el movimiento helicoidal que describe la trayectoria de los planetas, las galaxias, la frontera de los agujeros negros, o en el proceso de formación de una estrella. Y sobre todo, mas allá de la estructura, este mismo impulso está presente un nivel sociológico, y desde ahí podría ser entendido como una fuerza intrínseca al comportamiento humano.

Me interesa incidir en la idea de vórtice como modelo primario, como esa energía estructural dinámica y coherente capaz de generar una fuerza centrípeta que arrastra y concentra la materia hacia una profundidad invisible. Mientras dicha profundidad se mantiene oculta, las perturbaciones externas– el borboteo rotatorio que traza la superficie del mar- son un registro constante de la densidad y la fuerza que arrastra hacia el fondo.

En el verano del 2011 viajé a las islas Lofoten y a Saltstraumen al norte de Noruega y dos años después durante la primavera del 2013 a la isla interior Shikoku en Naruto, Tokushima, Japón en busca de los dos vórtices marinos mas potentes del mundo. Cada imagen congela un instante de esa impetuosa dinámica, retiene un breve momento de su movimiento complejo y terrible.